The second Sunday of my stay in Ireland was the 5th of August. Cristina, Mar Carmen and I visited Glendalough (the valley of lakes) and the mountains of Wicklow (that are visible from Dublin). The last stop was the city of Kilkenny, a renowned place famous for a wonderful castle and a better beer. We book a guided tour, which obviously had pros and cons. On the one hand, you can see many things in little time. Moreover, if the guide is good (and the one we had, it was), you get a lot of information that makes your visit much more interesting. You also know different people, sometimes coming from other countries. On the other hand, you are bound by time limitation, even though the place is remarkable and you want to stay there more time
El punto de encuentro era O'Connell St., juuto al hotel Gresham. Dado el poco tráfico a esas horas de la mañana, aproveché para realizar una foto del monumento conocido Spire, aguja de acero de 120 m de altura, cuyo diámetro inferior es de 3 m acabando en una punta de tan solo 15 cm.
Nada más entrar en el monasterio, nos encontramos, cómo no, con una inscripción en piedra. A lo largo de la estancia en Irlanda, pudimos ver muchas más.
Y ya en el monasterio, construido por San Kevin en el siglo VI y abandonado sobre el 1539, destaca la torre que se construyó por los monjes para protegerse de las invasiones vikingas: circular, con la puerta a cierta altura, y con el techo acabado en punta cónica. Ésta en concreto mide 33 m de altura. Para la época, un estilo de construcción muy avanzado. Las hay por todo el país, si bien muchas de ellas no cuentan ya con la parte superior.
A pesar de los ataques vikingos, el peor saqueo lo llevaron a cabo los ingleses en 1398.
Los monasterios se empleaban como lugares de enterramiento, y no es difícil encontrar tumbas recientes.
Como se puede apreciar en la foto, los turistas invadimos los lugares de interés histórico. Pero creo que todos y todas tenemos derecho a disfrutar de ellos, pues son parte de la historia de la humanidad.
Tocando la cruz, el guía de la expedición. No paro de hablar en todo el viaje, pero hay que reconocer que parecía muy bien informado.
Y por fin el lago inferior, el único que pudimos ver, por falta de tiempo.
Mari Carmen, Cristina y yo.¡Por lo menos que quede constancia que que estuve ahí!
Una última mirada a la torre antes de coger el autobús para disfrutar de las montañas de Wicklow.
Las montañas de Wicklow recuerdan un poco a las famosas Highland de Escocia: colinas suaves, húmedas, llenas de hierba y propicias para la ganadería. Un lugar para perderse unos días. Eso sí, con buen tiempo mejor.
La última parada del viaje fue la ciudad histórica de Kilkenny, provincia de Leinster, con su imponente castillo y sus callejuelas medievales.
El castillo de Kilkenny se empezó en 1204 por William Marshall y se acabó en 1213. Fue un importante símbolo de la ocupación normanda de Irlanda.
Los jardines del castillo, ahora abiertos al público, son el lugar ideal para relajarse a la hora de la comida.
El castillo original contaba con cuatro torres, de las que aún permanecen tres en pie.
Las callejuelas de la vieja ciudad evocan un pasado histórico importante. La ciudad se fundó en el siglo sexto como centro eclesiástico, si bien luego fue un importante centro normando, sobre todo desde la construcción del castillo.
Tras St Patrick en Dublín , la catedral St Canice, en Kilkenny ostenta el título de la segunda catedral en tamaño de Irlanda. Aunque el edificio es del siglo XIII, la torre circular data del IX, con origen celta-cristiano.
El nombre de la ciudad proviene del celta Cill Chainnigh, que en inglés significa Cell/Church of Cainneach o Canice.
El río Nora, visto desde el castillo, es la última imagen mostrada de la ciudad.
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